1 de septiembre de 2012

La fiesta del domingo

Rosa era la hija menor de un matrimonio feliz. Sus padres se habían conocido en un famoso parque de la ciudad de Montevideo. Su casa era  grande con muchas habitaciones y muchos olores y colores. Que alegría  para ésta familia compartir algún domingo con los familiares y amigos en esa casa!!! Desde su entrada  maravillosa se podían sentir no solo el vullicio de los comensales sino también el olor porveniente del fogón de la cosina donde su madre preparaba los más deliciosos platillos, ensaladas, pastas, postres, todo listo para el disfrute familiar.
Que lindo era poder jugar con los primos Juan y Pamela, hijos de su tía Betty, como le decia su mamá cariñosamente, ella era casada con el tío Juan que se lo podía ver siempre atras de las ollas en el fogón tratando de adivinar cual era ese saborcito diferente, cual era esa esecia que la mamá de Rosa incorporaba a la comida y que la hacía tan rica y adictiva.
Rosa esperaba impaciente la llegada de sus primos y cuando ellos cruzaban la puerta de entrada ya empezaban los juegos y corridas por los corredores internos de la casa, desde la puerta de entrada derecho hasta la cocina  y entando de la cocina al comedor rozando la mesa, sillas y la estufa a leña. Simulando ser aviones con los brazos abiertos o trenes haciendo el sonido de chu chuuuu, que algarabía y sorpresa para los grandes ver esos chiquillos tan divertidos y despreocupados!!! Risas y juegos para aquellos domingos familieros, que placer para los sentidos!!! con solo recordarlo años más tarde a Rosa se le pianta un lagrimón...